viernes, 17 de julio de 2009

La memoria, el pasado y el presente

Al parecer la memoria está relacionada sólo con el pasado, porque recordamos todo aquello que ya fue, que ya no es igual, que ya pasó. Pero en realidad siempre estamos recordando a partir del presente y por eso, el pasado siempre está en reconstrucción.
La capacidad de recordar es individual pero la memoria es social, porque recordamos a través de las relaciones y las prácticas sociales, comunicándonos a través del lenguaje y mediante códigos culturales compartidos.
Y la memoria está íntimamente relacionada con la identidad. Por eso ha generado interés desde tiempos inmemoriales, pues sorprende nuestra capacidad de memoria pero también asusta la posibilidad del olvido. Quizás por eso se ha escrito tanto sobre memoria y se seguirá escribiendo.
Quien pierde la memoria no puede recordar quién es, cómo fue su vida, qué es lo que quiere; dependiendo del tipo de memoria que se ha afectado en su cerebro. Hasta donde sé, tenemos varios tipos de memoria, entre los que se destacan: una memoria para las habilidades aprendidas, otra para los recuerdos antiguos y otra para los recuerdos recientes. Todas ellas cumplen una importantísima función en nuestras vidas, que casi no alcanzamos a percibir, a menos que veamos los efectos de su afectación en otros.
Muchas cosas de las que hacemos en nuestra vida privada o social están destinadas a construir o releer memorias propias o de otros: escribir, tomar fotos, grabas videos o canciones, pintar un cuadro, tallar una escultura, enseñar, procrear, estudiar, conversar... etc., etc., etc. Pero no podemos recordarlo todo y de lo que recordemos dependerá nuestro futuro. Por eso la memoria está siempre en disputa, porque hay quienes prefieren que se olvide, que se calle, que se recuerde de una manera que no sea problemática para quienes están en el poder.
Por eso recordar es un arma y un proceso social que tiene que servir para mejorar la vida de la gente. Y como las flores de la foto, que ya no están, creo que es importante recordar lo hermoso de la vida pero sin olvidar también la injusticia, la violencia, la corrupción contra la que hay que hay que luchar siempre para que no se repita "nunca más", como dicen las Madres de Plaza de Mayo, que recuerdan los principios por los que luchaban sus hijos y así los mantienen vivos, como las flores de la foto, que aunque ya no están, permanecen.

miércoles, 1 de julio de 2009

¿Por qué armarse de memorias?

Los seres humanos estamos constantemente construyendo nuestro pasado a partir del presente, y de esta manera vamos conformando nuestra identidad.
Según Carlos Castilla del Pino, los sujetos tenemos una existencia biológica, por el hecho de estar vivos, y una existencia biográfica, porque construimos nuestro propio y único camino, nuestra existencia. Recordar es por eso una forma de armar nuestra identidad. Pero también es una forma de armarnos contra la muerte, es decir, contra el fin de la vida biológica, porque recordar a quienes han muerto es una forma de mantener su existencia.
Y por eso, todos tenemos derecho a ser recordados, "derecho a la memoria" (Castilla del Pino).
Pienso que en este momento
tal vez nadie en el universo piensa en mí,
que sólo yo me pienso,
y si ahora muriese,
nadie, ni yo, me pensaría.
Y aquí empieza el abismo,
como cuando me duermo.
Soy mi propio sostén y me lo quito.
Contribuyo a tapizar de ausencia todo.
Tal vez sea por esto
que pensar en un hombre se parece a salvarlo.
Roberto Juarroz
Y si nos atrevemos a pensar no sólo "en un hombre para salvarlo" sino en muchos hombres y muchas mujeres y niños y jóvenes y viejos, veremos que la memoria es también un arma contra la injusticia, la violencia, la discriminación y la muerte. Por eso la memoria es un tema esencialmente político. Y por eso proponemos este espacio, para armarse de valor y armarse de memoria. O mejor todavía, armarse de memorias, en plural, porque ese derecho deben ejercerlo sobre todo quienes son acechados por el olvido y la injusticia. Y son muchos.